Os dejo el resumen de la primera gala de La Revuelta elaborado por el Gato Encerrado:
''Llevo un tiempo comparando Gran Hermano
con un prestidigitador y esta Re-Vuelta de anoche hereda del formato
original esa especie de imitación de algunos usos y costumbres de los
mejores magos, cuando no directamente sus trucos. “Nada por aquí, nada
por allá”, dice el mago clásico, para a continuación sacar un conejo de
la chistera. Más o menos eso pasó anoche, y he de decir que el conejo
tiene buena pinta. Se me vislumbra que nos lo vamos a pasar muy bien.
Si se me pidiera que explicase la mecánica de este reality show,
el intríngulis del formato, no sería capaz. Esto también pasa porque
como buenos magos últimamente no nos explican lo que van a hacer. La
vieja máxima de hacer cómplice al espectador aunque los concursantes
ignoren lo que sucederá se ha perdido para imitar esa costumbre de no adelantar nada para que no se vea el truco. Es súper fácil para el mago ir atrapando a su auditorio sin adelantar cuáles serán sus próximos pasos.
Efectivo es, no lo voy a negar, pero falla que al final la audiencia
se terminará cansando de no saber lo que está viendo. Esta Re-Vuelta
podría ser un híbrido entre Gran Hermano, Hermano mayor y Queremos saber (mítico programa que encargó Antonio Asensio a Mercedes Milá y cuyo decorado era tan rojo como ese foro en que ha quedado convertido el pabellón de pruebas). Aunque estando ahí David bien podría ser algo así como Supernanny.
Falta Pepe Flores para que el programa tuviera también sus dosis de El líder de la manada,
en este caso con humanos porque al bailaor no le hacen ninguna gracia
los canes. Me alegro de que el ganador no se revuelva y evite participar
en este revoltijo de reventados de donde son salvables Marta, María, Mary Joy, Sindi, Alessandro, Hugo
y pocos más. Precisamente por eso pienso que algunos de estos serán los
primeros en salir, dado que al parecer serán ellos quienes decidan el
expulsado.
Y aquí es donde naufrago en el mismo mar de dudas que vosotros.
Solamente sabemos que ellos expulsan, dejando a nuestra intuición que la
decisión del espectador propondrá los nominados al elegir el nudo que
más interesa ver cómo intentan resolver. Es decir, el primer conflicto
ha sido el de Sindi y Sergio, por lo cual es posible que los concursantes deban elegir cuál de los dos debe marcharse. Tal vez lo haya entendido mal. Esto me recuerda a esa viñeta de humor del genial Quino
que en estos días vuelve a estar de actualidad y en la que aparecía una
balsa llena de banqueros junto a un empleado, estando solo este último
remando. Uno de los banqueros le dice entonces: “¿Cómo que no rema más?
¡Me extraña, Fernández! ¿Estamos o no estamos todos en la misma barca?”.
Pues así se siente este gato transparente.
Leo a algunos de nuestros amigos que en el formato americano ‘Big
brother’, que emite la CBS, tampoco pinta nada la audiencia. Es cierto
que nominan un día y otro día de la misma semana se produce la expulsión.
Pero claro, ellos siempre lo han hecho así, mientras aquí nos
convencían de que éramos nosotros los que decidíamos. Así, la mecánica
del concursante nominando y la audiencia expulsando se ha repetido en la
práctica totalidad de los realities realizados en nuestro
país. Si alguien me dice que le extraña la sorpresa ante esta vuelta,
que es más un auténtico vuelco del formato, no le creeré.
Dejar las expulsiones en manos de los concursantes es especialmente
inconveniente en un formato de repesca de concursantes, donde todos se
conocen, tuvieron trato hace más o menos tiempo, se han posicionado
defendiendo a unos u otros y tienen cierta información al haber podido
ver vídeos o leer comentarios. Esto tampoco es aplicable a todos porque
el pobre Alessandro, por ejemplo, apenas ha tenido tiempo de salir de compras e ir al programa de las mañanas ayer mismo. Eso sí, alguien le ha debido poner al día porque parece que arremetió bastante contra Noemí.
Anoche me gustó verle diciendo que aunque hubiera tenido otro
comportamiento con ella las últimas semanas no cree que pudiera haber
quedado en mejor lugar. No estoy de acuerdo con él porque incluso pienso
que podría haber ganado y tiró el maletín por la borda a pasos
agigantados, pero está bien que sea humilde y diga eso. Sobre todo si lo
acompaña de un cierto arrepentimiento de haberse comportado de la forma que lo hizo. “He sido demasiado bueno”, dijo. Yo le diría que más bien fue demasiado tibio y algo pusilánime, sin ánimo de ofender.
Pero tal vez debería empezar desde el principio. La gala comenzó con el reencuentro de Sindi y Sergio
(los Zeta zetas) en semejante situación a la vez anterior. Es decir, él
estaba sentado en el salón y ella salía del ‘confe’. Como cabía
esperar, las cosas fueron bastante distintas esta vez. Apenas hablaron
ni se miraron, más o menos lo mismo que parecía en el apartamento antes
conocido como loft entre las madres. Conchita (a la que Sindi llamaba ‘Bárbara’, desconozco por qué) y Carmen, respectivamente madres de Sergio y Sindi, estuvieron un par de horas sin dirigirse la palabra. Ni ganas.
Hacia el final del programa se produjo el encuentro entre las mamás y
sus retoños, aunque primero jugaron a las parejas cruzadas y Sindi vio a su exsuegra mientras Sergio veía a la suya por separado. El primero fue un encuentro más jugoso. Conchita tenía ganas de pinchar a la pobre Sindi, pero esta no paraba de aclarar que no tenía nada que hablar con ella. Antes de eso, la madre de Sergio había calificado la situación de Carmen y ella en el apartamento como “encerrona”. Poco después se encontraban Carmen y Sergio. Este interrumpía la cómoda espera de la madre de Sindi, que había adquirido pose de Cleopatra sentada en el sillón del ‘confe’.
A Sergio no se le borró esa sonrisa suya que le hace parecer encantado de todas las situaciones, incluso cuando Mercedes Milá le llama “machista” o se encuentra encerrado en una casa junto a su exnovia, la exsuegra y, sobre todo, su madre. Porque lo de Conchita no tiene nombre. Me da pudor hablar mal de las madres, pero me lo han puesto muy difícil para no hacerlo.
De momento no me meto sino que dejo que ellas mismas hagan el trabajo sucio, al menos así es con Conchita. Entre ella y Carmen esta juega con ventaja porque da mucha menos rabia. El gran momento de la madre de Sergio fue cuando le preguntaba Mercedes
y al responder se enredaba en su propio pelo, pidiendo prestado el de
otras tres o cuatro para terminar tan intrincada explicación. Esta es la
transcripción literal (dentro de lo posible) de sus palabras:
“Yo, nada, solamente que… eh… eh… la, la molestia de que, eh, sin comértelo ni bebértelo, es como… en la reacción de ella como si yo hubiera venido aquí, como si… no sé… entonces pues… uhm… sí, que, cla… sigue el dolor. Más dolor todavía”.
Vale que no todo el mundo se explica igual de bien. Lo admito. Pero
tampoco todos lo hacen tan mal, ¿no? Lo que más me gusta es su tuneo de
la frase “sin comerlo ni beberlo” por “sin comértelo ni bebértelo”. Solo
por esta parrafada mereció la pena ver la gala de anoche. Propongo al lector que intente leerlo en tono serio, como si fueran frases de un premio Nobel, o algo.
La gran contradicción del programa fue puesta de manifiesto por la propia Mercedes:
“Las cosas no se solventan en una noche, ni en un rato”, les decía a
los cuatro que permanecieron esta noche encerrados en el apartamento
antes conocido como loft, para Martita “la
casa de Friends” (dicho así, friends, como suena). Coño, pues eso es lo
que les proponen. Les llevan ahí para que en una noche se arreglen, ¿no?
Al menos eso es lo que entendí, aunque en ese momento estaba tan
desorinado ante las palabras de la ‘bárbara’ Conchita que igual puede ser eso como todo lo contrario.
La otra perla de Conchita fue aquello de que Gran Hermano
los unió y las circunstancias los separaron. ¿No será al revés? Aunque a
cualquier cosa llamamos “circunstancias”. Mientras tanto, Sergio seguía manteniendo la cargante sonrisa. No sé si lo voy a poder soportar.
Alguien debería aconsejarle bien, que borre esa sonrisa de su boca
cuanto antes. Que a algunos nos va a dar un parraque.
El mejor momento de la noche fue cuando apareció el príncipe Pepe Flores
y despachó a todos con un cómodo y divino “y tú más”. Por algo es el
ganador, ¿no? Las reclamaciones al maestro armero, parece que pensó. Y
allí les dejó después de comerse su último bocadillo en la mesa del
comedor. La fetén, porque han añadido otra con seis plazas pues son
ahora dieciseis habitantes. La mesa pequeña parecía como esas que ponen
las familias para que coman los peques en algunas multitudinarias
reuniones familiares.
La visita de Pepe compitió con algún otro momento para convertirse en lo mejor de la noche. Especialmente con ese David
limando asperezas consigo mismo, mirándose en el plasma de la puerta
del salón. “Mira tío, David”, llegó a decir en algún momento. Es lo más
surrealista que ha pasado en toda la historia de este programa. Por un
momento creí que se iba a contradecir a sí mismo: “No digas eso, David.
Tú hiciste lo que debías dejando el programa para recuperar un amor.
¿Que luego no fue posible? Pero tú debías intentarlo. -Sí, pero no debí
ser tan irresponsable, me costó doce mil euros y unos cuantos disgustos.
-Todos cometemos errores, David, no te flageles por eso. -Por cierto, dónde está el pabellón…”
Porque, amigos, David lleva tanto tiempo fuera de esa casa que no acertaba a encontrar el pabellón. Tuvo que decirle Floren
que buscara la puerta roja, y esa pista ya fue definitiva. Antes de eso
había estado deambulando, de la piscina al ‘confe’, supongo que
esperando que el súper le fuera diciendo “caliente” o “frío” según se
acercase o alejase del objetivo. Todos los demás llegaron en seguida y
directamente al pabellón, en caso contrario la gala seguiría a estas horas de la mañana.
¿No dije que lo íbamos a pasar bien? David y Ochoa son garantía de ello, con toda seguridad. En el otro extremo están Vero y Azucena, concursantes capaces de transmitir más tristeza que ‘El aceite de la vida’. Incluiría en ese mismo pack a Ari, pero hago caso aparte con ella y Michael,
la pareja de moda. No sé cómo lo hacen pero les veo abrazados y no me
transmiten ningún sentimiento amoroso. Es como ver una parodia de
‘French kiss’. Ellos son como una comedia romántica con mucho más de comedia que de romántica. O algo así.
Si el tema va de cuentas pendientes, aún estoy por aclararme de cuál es la que tienen María y Hugo.
Ahora recuerdo que en la confianza de estar solo cuatro habitantes en
la casa, la jerezana confesó en los últimos días de GH 12+1 que habían
tenido cositas bajo el edredón, pero sin penetración. Pues eso va a ser. ...'' Podéis leer más aquí: http://blogs.telecinco.es/gatoencerrado/
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